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 Un vistazo por Prudencia 

11/abril/2017

En Bogotá, es común encontrar toda una serie de alternativas gastronómicas encargadas de recrear uno o varios ambientes, en el mejor de los casos, los sabores te evocan recuerdos y lugares así como lo hacen los sonidos, el paisaje y los aromas, como sucede con Prudencia.

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Este restaurante de cocina campesina contemporánea que abrió sus puertas hace menos de un año, llega innovando en algunos conceptos que ya eran utilizados en otros recintos de la ciudad, jugando con la idea de un recorrido de geografías gastronómicas, una cocina abierta y la inclusión de comida vegetariana, se convierte en una de las mejores decisiones gastronómicas de la ciudad.

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Leños ardiendo en el horno, alimentos de la huerta, al igual que procesos tradicionales de conserva como el ahumado y la fermentación, permite integrar todas las regiones del mundo, lo que convierte al lugar en una experiencia única y sensorial.

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Sumado a la propuesta gastronómica, el intercambio multicultural de sus colaboradores y el ambiente hogareño, se encuentra una opción para alimentar mucho más que el cuerpo, como lo describe Meghan su administradora, “Prudencia es alma”.

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Entrando, en la parte superior derecha se encuentra la imagen femenina que inspiró su identidad; el rostro de una mujer con rasgos finos y una pañoleta que atada a su mentón cubre su cabello, no es más que una representación de una escultura adquirida en una exposición de arte en Egipto, realizada por un artista anónimo sobre una niña bosnia que murió a causa del conflicto armado, a quien bautizaron Prudencia, como la madre de las virtudes, resaltando la fortaleza de la mujer y honrando su tradición agraria.

 Para degustar 

Desde el momento en el que observas el menú sabes qué se trata de una cocina diferente, los ingredientes te remontan a la infancia de la que alguna vez habló la abuela.

 

En su menú te topas con ingredientes locales tales como auyama, berenjena, arracacha, coliflor, rábanos entre otros, que por medio de una preparación creativa mezclan texturas y logran contrastes haciendo de este una opción bastante llamativa.

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Compuesto por un amuse, el plato fuerte, una ensalada y el postre, te presentan un solo menú por semana y la opción de degustar un pan preparado en casa que varía diariamente, siendo así un proceso constante de movimiento y autenticidad como lo asegura Mario Rosero, chef ejecutivo y fundador; pensado para aquellos clientes que frecuentemente lo visitan, donde cada lunes tendrán la posibilidad de probar una nueva composición.

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Tanto una opción vegetariana como una proteica, Prudencia da la posibilidad de consumir con un monto fijo de $40.500 y  $50.500 respectivamente, además de una creativa lista de bebidas sugeridas que están en un rango precios desde $5.500 hasta $23.000.

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Cada preparación intenta resaltar su sabor natural por medio de cada proceso, ya sea de conservación o cocción de manera artesanal; en cada trozo encontraras no solo el resultado de una cocina limpia y tradicional, sino una fusión tanto cultural como creativa para resaltar raíces propias de la cocina oriental, europea y  latinoamericana.

  ¿Cómo te sientes?  

Con el fin de revivir las tradiciones campesinas y un ambiente rústico al igual que natural, los esposos y creadores Mario Rosero y Meghan Flanigan en compañía del arquitecto Simón Vélez, se encargaron de remodelar una estructura en ruinas en el centro de la capital durante 2 años aproximadamente, para luego empezar este proyecto de investigación y aprendizaje.

 

Aunque no cuenta con un letrero que anuncie la ubicación del sitio y su fachada no sugiere lo que ocurre al interior, comprendes la personalidad del restaurante una vez subes sus escaleras al hallar esa huella del pasado.

 

Resulta inevitable no querer recorrer todo el lugar al ver grandes ventanas, estructuras en madera, una marquesina construida en vidrio y hierro, una decoración minimalista, un horno de leña, y por qué no, para un ambiente infantil una casita de juegos que se alza en un jardín al fondo.

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Desde el primer momento sabes que no hiciste una mala elección, al entrar la sonrisa por parte de todos los colaboradores lo distingue de otros restaurantes, cada uno de ellos parece haber sido influenciado por la iluminación y serenidad que invade el sitio; de manera cordial y algunas veces divertida, te hacen sentir como si fueras uno de sus invitados al estar siempre atentos; desde que cruzas la puerta hasta que cancelas la cuenta te sientes como en casa, donde no es necesario tener música de fondo, pues su propio ambiente sonoro es suficiente melodía.   

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Comunicando esa conexión y el respeto con el entorno, en Prudencia te encontrarás con una cocina a la vista, que transmite su filosofía abierta, logrando esa sensación de cercanía y confianza con el público.     

 ¿Para dónde vas?  

Más allá del Chorro de Quevedo entre las calles históricas de La Candelaria, encuentras aquella casa prudente nutrida por la esencia de sus alrededores que ambientan el espíritu del restaurante.

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Ubicada en la Carrera 2 Nº 11-34, a pocas cuadras del lugar donde hace algunos años Mario y Meghan se encontraron el uno al otro, descubrirás este tesoro oculto, abierto desde las 12 del mediodía hasta las 3:30 de la tarde, al cual podrás acercarte y comprobar por ti mismo la magia que trae consigo Prudencia.

Por Maria Fernanda Arévalo          @Marevalo06
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