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  99% práctica, 1% teoría 

14/Abril/2017

“Las dos piezas más importantes de equipamiento que necesitas para hacer yoga son tu cuerpo y tu mente.” -Rodney Yee.

Preparación...

 

Posiciones de yoga; esta fue la búsqueda en YouTube, y como respuesta a mi exploración, unos 12.400 videos estaban a la espera de un clic para enseñarme.

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Los primeros tres pretendían ilustrarme sobre: Posturas para aprendices, “challenges” en pareja y posiciones “sexosas” para principiantes. Aunque la propuesta sexual me parecía tentadora, sabía que esta no era la finalidad de la búsqueda, por lo que tuve que postergar un poco el deseo y ver qué tan flexible podía ser para imitar las increíbles posturas para dummies.

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Súper dispuestas, con una ardua preparación y con uno que otro apunte, llegamos al lugar pactado de la cita. Estábamos bastante animadas y expectantes, porque esperábamos que nuestra primera vez fuera memorable; y aunque las circunstancias no ayudaban mucho, ni el agua, ni el frío, nos iban hacer desistir del plan.

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¿Listo para encontrar tu sexto sentido?

 ¿Quién es y qué hace? El instructor 

En esta ocasión nuestro instructor fue Miguel Rico un joven bogotano, aficionado por la música, diseñador gráfico e instructor de yoga y practicante del budismo. Miguel es un apasionado por este estilo de vida, por eso, alterna la práctica del yoga con su profesión, ¡Para qué vean cuánto le gusta!

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Es un tipo buena onda, atento y divertido, que ha viajado a varios monasterios budistas en Francia, Suiza y Sri Lanka, en los que ha adquirido conocimientos sobre la comunidad monástica y laica.

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Lo que en un principio fue importante y aún lo incentiva a hacer parte del movimiento es la conciencia que le han brindado las enseñanzas del buda y la práctica del yoga, pues manifiesta que la introspección es importante para hacerse consciente de lo que uno está pasando, de lo que sucede con sus emociones y con la percepción que tiene acerca del mundo, esto con el fin de transformar ciertos aspectos que no están bien.

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Este capitalino califica su estilo de enseñanza como experimental, por eso, lo que hace interesante su ejercicio es que además de la meditación, hay espacio para la socialización, la reflexión y el trabajo físico.

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 ¿Cómo me fue? 

Resulta que este asunto es más complicado de lo que parece. Aquí no solo interviene la concentración, sino que la postura y la percepción son elementos claves para desarrollar un buen ejercicio.

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Y es que se pensaría que el yoga suele ser aburrido, pero no, la sensibilización hace que uno se motive para saber más del tema y la actividad física rompe los esquemas para que con esta, se aproveche el cuerpo y la gestualidad para desinhibirse y autoconocérse.

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Como es de imaginarse, la vaina nos quedó grande, bueno, al menos a mí... no sé si es algo que les pasa a todos en su primera vez, o tal vez, se debía a las múltiples preocupaciones que tenía, entre ellas, el clima y sus fluctuantes cambios, pero la desconcentración se hizo presente, al menos, en las dos primeras horas de clase.

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Debíamos encontrar la postura correcta para que el ejercicio fuera agradable, pero, sin mentir, fue una de las cosas que más me costó trabajo, sobre todo, porque reiteré que tengo una postura terrible; y como estaba influenciada por YouTube, no lo olviden, subí los pies uno encima de otro para parecer “profesional” y terminé sintiéndome incómoda y viéndome patética e inexperta…

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Medianamente cómoda y con los ojos cerrados, empecé a concentrarme, esta vez mi sentido del oído fue el que predominó; oí buses, risas, pasos, ladridos de perros y un molesto dron; me sentí perceptiva, pues no recuerdo cuándo fue la última vez que me permití escuchar con sigilo mi alrededor.

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Sentí el pasto y me agradó la sensación de humedad que tanto odiaba, esta vez no me picaba o molestaba, por el contrario, lo sentí atrayente. La exploración por medio de los sentidos, sin duda sería algo que continuaría trabajando.

 Importante 

Mi experiencia tuvo lugar en las zonas verdes de la Biblioteca Virgilio Barco y estuvo liderada por el grupo Yogin, quienes funcionan desde hace aproximadamente 8 años con la intención de compartir conocimientos y aprovechar el tiempo. Las clases son al aire libre, se dictan cada 8 días, tienen una duración de casi 3 horas y el aporte económico es voluntario.

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Como buena plataforma digital, Facebook, su vieja confiable, permite que Yogin cree y divulgue eventos cada domingo que se desarrollan en alguno de los 5.401 parques de Bogotá. En él se especifica hora, lugar y temática, que puede ser muerte, amor, rupturas, confianza, etc.

 ¿Quién más?  

Si deseas aprovechar la alternativa, otras compañías que también practican yoga en parques de Bogotá son: Sahaja Yoga Colombia, EcoYoga Festival y YogaSpace. Así que hay varias posibilidades para que disfrutes.

 No lo dejes pasar  

Ejercicios físicos de yoga

Lo que no debes olvidar para pasar un domingo atípico, es llegar a las 9:30 am cerca del lago ceremonial de la Biblioteca Virgilio Barco, aplicarse bloqueador, llevar ropa cómoda, agua, un alimento para compartir, de preferencia fruta, e ir con mucha energía.

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Así que, si hace mucho tiempo estás oxidado y vas a practicar yoga, procura realizarte un masajito de espalda antes y después, o terminarás con una jibá del tamaño de los ingresos de Luis Carlos Sarmiento Angulo. Calcula.

Ahora que me he encargado del “resto”, es momento que la curiosidad se apodere de ti. Podrás relajarte y poner tus sentidos a prueba. No importa la compañía con que lo hagas, pero no debes perderte este plan y si te gusta, anímate a compartir este momento junto a tus familiares y amigos, te van a agradecer. Es una experiencia que vas a querer repetir.

Por Luisa Fernanda Acosta C             @lufeac
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